lunes, 7 de noviembre de 2011

La puerta entornada

   Cristian se está masturbando en la cama mientras con un ojo ve las fotos de una muchacha desnuda en su celular y con el otro revisa la puerta de su cuarto que ha quedado entornada. La madre irrumpe vehemente y prende la luz.

   -¡Cristian! –Se tapa los ojos y amaga con apagar la luz de nuevo. Cristian se tapa entre las sábanas y deja su celular al costado   -.¿Qué estás haciendo?

   -Mamá, por favor. Apagá la luz y cerrá la puerta.

   -¿Pero a vos te parece? A tu edad estar haciendo eso. ¿No te enseñé nada yo?

   -Por favor, andate en este momento.

   -Vas a cumplir veintidós años nene. ¿Por qué lo hacés? ¿No estás conforme con tu novia?

   -Mamá, te lo pido por favor dejame en paz. No estoy teniendo esta discusión con vos.

   -¿Cómo que no? Soy tu madre, te estoy preguntando algo cuerente. Bernardo, vení.

   -Por favor tragame tierra.

   -¿Qué pasa vieja?

   -El nene, estaba viendo chanchadas desde el celular mientras… mientras se tocaba el pito   - Le dijo al oído.

   -Pero pibe. ¿No tenías una novia vos?

   -Les pido por favor que me dejen en paz. No puede ser que no tenga privacidad.

   -Che, escuchame. Tenés que cerrar bien la puerta si querés… erm. ¿Me entendés?   - dijo mientras se acercaba hasta la cama. Amagó con sentarse pero pensándolo bien se quedó de pié.

   -No viejo. No le digas eso. No lo tiene que hacer.

   -Mami, te llama la tía.

   -Gracias Coquito. Hola, Mirta ¿Cómo estás? Mal querida, el nene, a su edad y todavía se toca.

   -¡Uy! ¿Qué pasó? ¿Quilombo?

   -Mirá, lo que yo te quiero decir es que no está mal lo que estás haciendo ¿Entendés? Es natural.

   -¡Epa! Esta es la novia de Cristian. Que buena que está.

   -Salí de acá pendejo.

   -Bueno che. No se peleen. ¿Entendés lo que te quiero decir?

   -Lo único que quiero es que se vayan ya de mi cuarto. ¡Te dije que dejaras mi celular!

   -¡Ay! Si horrible. Bueno, dame un segundo. Nene, la tía te quiere hablar. ¿Quiere saber qué te pasa?

   -¡Vayanse la puta madre!

   -¿Pero cómo me vas a hablar así? Tan mal te eduqué. ¿Lo escuchaste?

   -Vamos Esther. Dejémoslo tranquilo. Son cosas de la juventud.

   -Ninguna juventud. Eso está mal.

   -Pero no digas pavadas che.

   -Vos lo querés apañar porque vos también te tocás el pito.

   -¡¿Pero quién te crees que sos vos para hablarme así?! Vamos, pa’ fuera.

   -No me voy nada hasta hablar con mi hijo.

   -Che, me pasás las fotos por bluetooth. Por fa. No se las muestro a nadie, posta.

   -Al pibe me lo dejás en paz.

   -Correte, lo querés llevar por el mal camino.

   -¡Basta! ¡Todos ustedes, basta! No puede ser que en esta casa no me pueda hacer la paja en mi propio cuarto. Se van, se van.

   -Nene, tapate por favor.

   -Ya lo escuchaste vamos –Esther y Bernardo se van.

   -Che, la próxima cerrá bien la puerta o andá al baño.

   -Dudo que haya próxima vez, pero gracias.

   Coquito sale del cuarto dejando la puerta bien cerrada.
Manuel Bláuab

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