jueves, 16 de septiembre de 2010

El eterno candidato

Me encanta escuchar las historias de las otras personas, (sí, como una vieja con los ruleros en la peluquería, pero yo no juzgo, solo escucho atentamente cuanto puedo). Luego de una noche de boliche en la que ni intenté ser rebotado por la concurrencia femenina me hallaba en el glorioso 29 volviendo hacia mi dulce hogar. Desposeído de todo aditamento electrónico que amenizara mi retirada hacia palermo, dos muchachos sentados detrás míos salváronme de un aburrimiento casi seguro. La disertación trataba sobre las experiencias con el sexo opuesto. En algún momento uno de ellos,(creo que el de la izquierda) tomó la posta y tuvo un arrebato de honestidad brutal...quizá demasiada:

blauabs sexuales

El eterno candidato:

Tener sexo conmigo es algo que no le deseo ni siquiera a mi peor enemiga. Cuando escucho las proezas sexuales de otras personas no puedo hacer otra cosa más que maravillarme y envidiarles. De hecho busco a aquellos que se acerquen a mi realidad humillante para tranquilizarme un poco, es decir voy recolectando las historias de los perdedores que se me cruzan, a los cuales al fin y al cabo me encantaría parecerme aunque fuera solo un poco, (lo cual sería salir de esta ignorancia absoluta). El que más se acercaba a compartir mi desgracia fue uno que me dijo que el sexo le duraba unos diez segundos. A lo que yo pensé –Wow, esos son seis más de los que yo necesito

En realidad mi historial sexual es tan acotado que podría contarlo solamente con la palma de mi mano, bueno quizá con ambas. Una vez fui al sexólogo y tampoco hubo caso, la visita duró menos de dos minutos, me escupieron algunas risas hirientes y tuve que pagar unas tres cifras por la humillación, (me recordó a la única visita que le hice a una prostituta).

Suelo hablar con muchas personas por msn, facebook y cualquier vía de chat. Utilizo los artilugios más bajos de la seducción, y también los más efectivos como la mentira. Me muestro siempre como un gran ganador y utilizo imágenes que consigo por google de hombres bien parecidos, (en realidad cualquier cara basta para ser mejor que la mía). Por lo general los contactos que aceptan agregarme suelen borrarme de sus listas al minuto o dos. Sinceramente no entiendo que tiene de malo si saludo a una persona, me presento con un nombre inventado e inmediatamente le ofrezco sexo, creo que así debería funcionar.

Se que no soy un amante extraordinario, de hecho se que no soy siquiera un amante minúsculo. Quizá no sea tan desastroso como pienso, es solo que nunca he tenido la oportunidad de demostrar lo contrario.

La última vez que estuve dentro de una mujer fue cuando
visité la estatua de la libertad.

Woody Allen

1 comentario:

  1. Es que las chicas huelen su desperación (como bien decía una publicidad de Sprite). Nada peor que un hombre necesitado y que se note...

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